La limitada Planificación Pública cuando cae en la "fiebre de gastos" de fin de año, un fenómeno estacional en la gestión pública.
Si revisamos el marco teórico nos
dice que la planificación en el sector público es una herramienta
fundamental de gestión que permite a las entidades gubernamentales
establecer prioridades, definir objetivos a mediano y largo plazo, y utilizar
los recursos de forma eficiente para lograr resultados que beneficien a la
ciudadanía, lo cual suena tan razonable, pero la pregunta que resuena todos los
años es porque siempre en los diversos niveles de gobierno recién en noviembre
o diciembre inicia la preocupación por acabar todo, porque todos se contagian
de la fiebre de gastos donde se comienza a perder de vista la eficiencia y solo
nos interesa saber de la eficacia de haber cumplido al 100% sea como sea.
Pero porque aparece esta fiebre, si
podemos hacerlo desde enero verificando los objetivos, materializándolos en sus nuestras
metas físicas y metas financieras, monitoreando su avance porcentual mensual,
el cual es similar cada año y que debiera ser el mejor parámetro de cómo
estamos avanzando o como nos estamos quedando relegados.
Pero si bien con esta limitada planificación se pierde de vista la eficiencia en la adquisición de bienes, en la contratación de servicios, imaginen el alto costo en la ejecución de obras de inversión, con obras aceleradas, valorizaciones incompletas, paralizaciones, sobre costos, retrasos, con una alta repercusión social haciendo un ineficiente uso del gasto público.
Pero ello no nos debe cegar, porque una planificación excesiva puede dilatar el tiempo postergando innecesariamente la ejecución y una planificación muy apresurada puede dejar detalles importantes librados al azar que también terminarían perjudicando la correcta ejecución.



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